sábado, 17 de octubre de 2009

¡Que Vienen los Rotos!


La Guerra del Pacífico terminó hace 125 años.
Sin embargo, los chilenos todos hemos presenciado en estos días, las exageradas manifestaciones de amor y hermandad latinoamericana de nuestros odiosos vecinos del norte, que, en una muestra de su patológica obsesión con nuestra larga y angosta faja de tierra, vuelven a desatar las tensiones diplomáticas y dejan a las claras, ver el delirante terror de los habitantes del país del Rímac: el roto. Sí, como ustedes leen, los odiados y despreciados rotos que les robaron territorio, que recibieron ayuda de los ingleses, que se complacían sádicamente con el repase a los indefensos civiles y soldados heridos y todas esas macanas dignas del revanchismo mezclado con victimismo tan propio de un país con historiadores tan serios como los políticos que lo gobiernan.
Es así como en este último tiempo, el antichilenismo que se mantiene encubierto alcanza hasta los sectores más altos de la sociedad peruana, con una ignorancia tan grande sobre nuestro país que ya se han creado ciertas verdades sobre cómo somos los chilenos: de ladrones, pasamos a ser asesinos, traidores, putas de los británicos, chilacras y otras lindezas por el estilo. Tanto en los medios de comunicación como la opinión del cholo común y silvestre, los chilenos tenemos espacio para ser el chivo expiatorio de todos los males de su sociedad (¿o suciedad?). Pero este sentimiento de rencor hacia el considerado enemigo no tiene límites, llegándonos a decir, en boca de un ex general borracho, que nos devolverían en sacos si entramos en su intento de país. Ahora, con la demanda en la Corte de La Haya, ha hecho que los funcionarios del Palacio Torre Tagle trabajen con más ahínco para desprestigiarnos internacionalmente, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál es el origen de este odio que viene desde el período colonial? Pues bien, nada más ni nada menos que la amarga envidia, el odio vivo que impera contra Chile desde hace muchos años en Perú (cita de una carta del embajador alemán en Chile ,Von Gülich, a su Ministro de Relaciones Exteriores, del 23 de septiembre de 1879). Este odio vivo ha hecho que quemen nuestra bandera, que nos traten de país sin identidad, que digan que les robamos hasta el ceviche y la cueca, atribuyéndose la autoría de todas las tradiciones de este lado del mundo, peleando por cosas tan triviales como el origen de la papa o el pisco... En resumen, no es más que un sentimiento nacionalista nacido en la derrota.
Su miserable mentalidad es tal que se aprovechan de cualquier pretexto para alzarse como víctimas, haciéndose pasar por blancas palomas... Desde los comentarios estúpidos en sus noticiarios hasta su pseudoprensa: Esta semana, el periodicucho El Comercio mostraba un mapa francés que según ellos, acogía la tesis peruana frente a la demanda marítima, lo que el gobierno galo no tardó en desmentir, evidenciando el peso internacional de Cholitolandia. Lo último que podía suceder, es lo que muestra hoy el titular de ese pasquín de cuarta categoría llamado La Razón, faltando el respeto a Su Excelencia, Doña Michelle Bachelet. ¿Qué se han creído? Claro, somos tema para ellos, gastan energías en saber lo que hacemos, denunciando la supuesta carrera armamentista para aparentar su pacifismo, vocifernado contra la maldad mapochina, resisitiéndose a la invasión económica derivada de las inversiones de los rotos, con sus Ripley y Falabella que han motivado un nacionalismo infantil. Que nuestro Gobierno se ponga bien los pantalones en exigir disculpas ante esta afrenta, porque no sólo ofende a nuestra Mandataria, sino que al país entero. ¿Acaso nosotros nos preocupamos que ese aprista trasnochado que tienen por presidente sea un corrupto, inepto e imbécil? No, tenemos cosas más importantes de qué preocuparnos.
Lástima, queridos compatriotas, que tengamos unos vecinos tan malagradecidos que olvidan que fuimos nosotros y no San Martín quienes los liberamos. Se olvidan que gracias a nosotros existen como país libre, oponiéndonos a los planes del mariscal Santa Cruz y también tienen mala memoria de nuestro apoyo en la guerra contra España en 1866. Pero mientras no tomemos una acción decidida, estas lacras sudamericanas seguirán con sus odiosidades, llegando incluso a invadir todo video o página chilena en Internet... Insoportables, resentidos y cobardes, sólo habladores que quieren guerra amparados detrás de un PC. Mientras nosotros seguimos el camino que nos hemos propuesto para hacer de nuestro Chile un mejor país, habrán otros que vomitarán todo su odio hacia el aborrecido país de los rotos, aquellos rotos que les quitan el sueño, los que amenazan con una invasión militar inventada por su periodismo sensacionalista, los chilacras que aparecen en la psicología nacional cholita como los bárbaros del sur que no tienen cultura... En otras palabras, un país que vive en permanente estado de sitio mental, sin solucionar sus problemas y evitar quedar en vergüenza frente a la comunidad internacional. Pero es así y tendremos que seguir leyendo o escuchando en las noticias cada intento de descalificación, amenazas y otras cosas, que terminarán haciéndonos perder la paciencia y como resultado, ver flamear nuestra bandera en Lima otra vez.

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